Porque, digámoslo claramente, eso de la Memoria Histórica es una filfa histérica que no sólo tergiversa los hechos y el sufrimiento vivido por quienes sí fueron víctimas del Régimen, sino que también inventa heroísmos intencionales que nunca existieron para intentar legitimar hoy las actitudes totalitarias que impregnan a una buena parte de la izquierda. Es el caso de los comunistas de otrora, defendidos ahora como luchadores por la libertad y artífices de la democracia, cuando todos los que los conocimos y apoyamos durante el franquismo sabemos que su combate –revestido o no de reconciliación nacional– no perseguía otra cosa que la dictadura del proletariado. Un concepto éste que tenía más de dictadura y menos de proletariado cuanto mayor era el izquierdismo de las facciones –maoísta, trotskista, pro-soviética o eurocomunista– que lo defendían y que al final desembarcaron en el PSOE.