¿Es necesaria una banca pública comercial en España?

Parece ser que el FROB sigue adelante con su plan de desinversión de su participación en CaixaBank. No se conoce ninguna iniciativa del Gobierno en sentido contrario, o sea, para mantener su posición accionarial en CaixaBank y desde dicha posición participar en la estrategia y operativa general de este banco de singulares características.

La utilidad y necesidad de una banca pública en España, de la que en la actualidad esencialmente sólo existe el ICO, para apoyar proyectos de inversión en colaboración con la banca privada, es un tema controvertido sobre todo por la funesta experiencia de la manipulación por el poder político nacional y regional de lo que fue una potente banca pública, en su última etapa, Argentaria a nivel nacional y las Cajas de Ahorro a nivel autonómico.

No se trata en lo que sigue de realizar siquiera una aproximación al complejo tema del análisis social, jurídico, político, técnico y económico de la creación de una banca comercial pública, cuestión que compete al Gobierno, sino dar solamente unas pinceladas de algunos aspectos conceptuales que quizás deberían orientar dicho análisis.

Lo primero que se debería analizar hoy es si es necesaria una banca comercial, minorista, pública para atender las necesidades de la población en general y de PYMES y Autónomos en el ámbito empresarial o, si estas necesidades están perfectamente cubiertas con la banca comercial privada actual.

Obviamente la banca privada se rige por el criterio fundamental de rentabilidad de sus operaciones, no solo a nivel general de la entidad sino en todas y cada una de sus operaciones, lo que las lleva a cerrar muchas oficinas bancarias que, aunque pudieran prestar un servicio social, no son rentables en sí mismas, ni se arriesgan a conceder más créditos que los que estén suficientemente avalados y no ofrezcan ningún riesgo o en todo caso sea mínimo.

De esta forma la operatividad bancaria desde este punto de vista es segura pero no resulta un estímulo para la actividad económica del país.

Obviamente se está considerando todo esto de forma general y puede haber alguna actuación de la banca privada que arriesgue y participe en determinadas inversiones de carácter social, pero no es el fin principal de esta banca.

Una banca pública debe regirse también por criterios de eficacia y rentabilidad, pero diferencialmente incorpora también el concepto de rentabilidad social.

En las zonas rurales españolas hay un recuerdo muy entrañable del buen servicio que prestaban las Cajas Postales de Ahorros. Aquello era un servicio público completo en el ámbito postal y económico-bancario que, amargamente desapareció sin ser sustituido por un servicio de calidad alternativo.

Esto creo que justificaría sobradamente la recuperación de este servicio.

Muchos pueblos de España recibirían alborozadamente el restablecimiento de este servicio público. Las antiguas Casas de Socorro, hoy Servicios Médicos de Urgencia, tampoco eran ni son rentables, pero son socialmente necesarios.

En el ámbito del crédito social y del apoyo a PYMES y Autónomos, aunque también a las grandes empresas, tan necesarias en España, en sus inversiones y en salir en determinadas ocasiones de la angustia de escasez de capital circulante, cuando la empresa sea perfectamente viable y solo sufra tensiones esporádicas de tesorería, justificaría disponer de una banca pública, con un estatuto apropiado de independencia del poder político y gestionada por profesionales independientes que accedieran a esa banca de la forma apropiada para garantizar su calidad técnica y su independencia profesional.

Lo anterior no impide que dicha banca pública pudiera ser un instrumento eficaz para el desarrollo de la estrategia político-económica e inversora del Gobierno, así como de su estrategia de apoyo a las familias y al tejido empresarial español.

Considerando los aspectos anteriormente apuntados, no parecería descabellado que el Gobierno mantuviese su posición accionarial en CaixaBank e inclusive elaborase un plan para la consolidación y mejora de su posición actual.

Artículo escrito por Miguel Angel Derqui, miembro de Consenso y Regeneración

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