Las elecciones del 23-J han dado lugar a un escenario político complejo sin una mayoría de gobierno clara. Los dos grandes partidos, PP y PSOE, han crecido en votos y escaños, mientras que los partidos que representan opciones extremas o independentistas han reducido notablemente los mismos. Por ello, resultaría contradictorio que la gobernabilidad de España termine dependiendo de estos últimos.