El Ministerio de Defensa no se ha querido meter en problemas para mantener el ‘oasis’ catalán. Pero la realidad es tozuda y, como se vio en el País Vasco y se ve en Cataluña, cuando recala algún buque militar las colas de vascos y catalanes para visitar lo que es un orgullo de nuestro país, nuestra armada, son inmensas. Menos miedo, menos complejos y más acercarse a una sociedad, la catalana, en la que hay millones de ciudadanos que aprecian y apoyan la labor de nuestros militares.