Contribuir a fortalecer nuestro Estado de Derecho es siempre una buena idea, pero más aun cuando estamos asistiendo a su declive. Los ataques a la separación de poderes, la ocupación política de las instituciones, el clientelismo y la corrupción, la falta de transparencia y rendición de cuentas, el legislar mediante decretos-leyes o la polarización política son ejemplos claros de esta situación cada vez más preocupante.