Mientras esperamos que lleguen las vacunas y se logre la ansiada inmunización de la población, algo que va evolucionando con más pena que gloria, nos acercamos al verano y, para la inmensa mayoría, las vacaciones estivales. Con el avance de las semanas y la perceptible llegada del calorcito, se multiplica, inconscientemente, la percepción de cierto caos organizacional y logístico, al que se suma la ya recurrente falta de las dosis comprometidas y el incumplimiento de los suministradores.