España no puede quedar al margen de la represión iliberal en Cuba

Durante los últimos 7 días, el pueblo cubano ha dicho basta. Sus ciudadanos han comenzado una revolución contra un régimen dictatorial que denomina ‘transición’ a un proceso económico y socialmente mal diseñado e instrumentado que está causando multitud de problemas cotidianos, siendo estos la gasolina de la revuelta: cortes de luz por todo el país que se producen de manera reiterativa, fragilidad económica, falta del turismo a causa de la pandemia, agotamiento de la capacidad de producción de bienes básicos con garantías y calidad… Todo ello provoca un gran problema de bienestar en la población y desean encontrar una solución fuera de lo que ha sido la tónica de los últimos 60 años: de Fidel a Díaz Canel, pasando por Raúl Castro.

América Latina es, en este momento, el escenario de la confrontación entre el liberalismo y el iliberalismo, donde en función de cada país las fuerzas de uno y otro signo están situadas o dentro o fuera del Gobierno. En sociedades con importantes desigualdades de renta, de riqueza o de consumo, una situación de deterioro permanente de sus condiciones de vida -entre ellas, el ejercicio de la libertad personal, de reunión o política- sienta las bases de revueltas sociales que, aunque se pudieran reprimir de manera transitoria, vuelven a surgir con el tiempo. A ello se añade la brutal represión de los cuerpos de seguridad del Estado para evitar que se prolonguen estas protestas, convirtiéndose en un elemento adicional de protesta permanente.

Aunque pueda parecer que Cuba se une a la dinámica que se está viviendo en Colombia, Perú y Chile, tanto su origen como su posible futuro son diametralmente distintos. Cuba es la más longeva dictadura iliberal de la región, resistiéndose a un cambio más que necesario y comportándose como uno de los instrumentos fundamentales de desestabilización política y social de la región, provocando la ruina de países otrora prósperos como Venezuela.

Es lamentable ver cómo los dirigentes de estos países populistas e iliberales usan su posición política para lucrarse a sí mismos y a los más ricos, olvidándose de aquellos que menos recursos económicos tienen a su alcance, favoreciendo la pobreza y desigualdad en las naciones que, por su posición, deben defender. La continuidad de este tipo de políticas no puede pasar
desapercibida entre los países de todo el mundo y sus organismos internacionales.

Desde ‘La España que Reúne’ siempre nos vamos a posicionar a favor de los ciudadanos que piden ejercer sus derechos fundamentales más básicos y más cuando su situación es tan límite como la que se está viviendo en Cuba. Queremos poner en valor la defensa de la libertad de ya cuatro generaciones que luchan contra la represión proveniente desde las fuerzas del régimen cubano. La labor del político es buscar el bien para la mayoría y no solo para unos pocos, cosa que no sucede en Cuba.

Por último, exigimos a los gobiernos europeos, y muy especialmente al español, una posición nítida de apoyo a la democracia y a la libertad en Cuba y a un verdadero proceso de transición económica y política que deje atrás más de medio siglo de políticas represivas, populistas e iliberales. Sin duda, España debe jugar un papel crucial, para lo cual es necesario llamar las cosas por su nombre. Sólo de esa forma se protege tanto los derechos y libertades que los cubanos quieren conquistar como preservar los intereses de España en la isla.

Comunicado de La España Que Reúne. 

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