Frente al racismo separatista, democracia

Hoy martes a las 17 horas, S’ha Acabat! El Jacobino celebran en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona un acto que pretende denunciar las raíces racistas del separatismo, y lo hacen como debe hacerse cualquier cosa que se pretenda emprender en la política y en la vida: con argumentos y talante constructivo, sin miedo y llamando a las cosas por su nombre. En el fondo, es un acto en defensa de la libertad y de la democracia allí donde están siendo vulneradas. Si atendemos a los antecedentes y a la intolerancia que habitualmente muestran los independentistas catalanes frente a quienes piensan distinto y lo expresan libremente, es probable que el acto no termine celebrándose o que se celebre entre incidentes; pero el solo hecho de convocarlo y no haber cedido a las amenazas de los ultras, convierte la convocatoria de hoy en un acto en defensa de la voz y de la palabra frente a las amenazas y la violencia; es decir, en un acto en defensa de la libertad y de la democracia. Y es que no hay mejor modo de defender la libertad de expresión que expresarse libremente.

«Como son de izquierdas, son antinacionalistas, por mucho que lo habitual hoy en España sea lo contrario, esa contradicción en los términos»

S’ha Acabat es una asociación estudiantil constitucionalista, políticamente transversal y profundamente democrática. Es, seguramente, lo mejor que ha dado la sociedad catalana en los últimos años: jóvenes dispuestos a no dejarse amedrentar frente a los fanáticos del terruño, defensores de la libertad y de la democracia, lo que los ha convertido en víctimas habituales de los que odian la argumentación razonada, la diversidad y el intercambio libre de ideas. Cuando esto ha ocurrido, siempre dieron dar la cara y decidieron no callarse, mantener la dignidad dos pasos por encima del miedo y, como si nada, seguir adelante. El Jacobino es un think thank izquierdista liderado por un grupo de jóvenes que pretende construir una izquierda digna de tal nombre: esa que combina la defensa de las políticas sociales, los derechos laborales y la unidad del Estado, propósito este que la izquierda oficial abandonó hace años. Son pura coherencia: sin Estado no hay Estado del Bienestar, derechos de ciudadanía ni redistribución de la riqueza. Sin Estado no hay progreso ni protección social sino la ley de la selva y el sálvese quien pueda. Como son de izquierdas, son antinacionalistas, por mucho que lo habitual hoy en España sea lo contrario, esa contradicción en los términos. 

El independentismo vulneró la ley y protagonizó un intento de golpe de Estado para subvertir el orden constitucional, tratar de construir un Estado independiente y convertir a millones de ciudadanos en extranjeros. El independentismo sigue vulnerando la legalidad vigente y el Estado de Derecho: sigue impidiendo que se pueda estudiar en español en esa parte de España que se llama Cataluña, incumpliendo las sentencias y las resoluciones judiciales. Ni sus formas ni sus propósitos son democráticos.

«El debate no pretende solo demostrar lo que es el independentismo para desnudarlo y dejarlo en evidencia sino, sobre todo, defender con argumentos una propuesta alternativa»

El debate de hoy pretende visibilizar los alegatos racistas usados por personajes del independentismo a lo largo de la historia y el carácter profundamente xenófobo y, por lo tanto, iliberal y antidemocrático, que se encuentra en la base del separatismo catalán y me atrevo a decir que en la de cualquier nacionalismo. El nacionalismo es puro racismo y pura xenofobia, la defensa de lo propio antes que de lo óptimo, lo «nuestro» antes que lo de «todos», la defensa de los privilegios de unos a costa del resto, la sustitución de la libertad individual por la identidad colectiva y el pensamiento único. Y así lo ha demostrado históricamente. El debate no pretende solo demostrar lo que es el independentismo para desnudarlo y dejarlo en evidencia sino, sobre todo, defender con argumentos una propuesta alternativa: para empezar, que es mejor vivir juntos que separados y derribar fronteras que levantarlas. Y es que no rehúyen el debate sino que es precisamente lo que buscan: en lugar de satisfacer los deseos del nacionalismo, llevarles la contraria y defender lo común y lo de todos. La libertad individual de ser y sentirse como uno quiera. O sea, los principios del liberalismo político y la democracia.

Los organizadores del evento llevan días soportando las amenazas y los insultos de la mafia nacionalista: yo seguiría obviándolos y seguiría adelante. España (o sea, la convivencia entre españoles) sigue amenazada por el racismo separatista. No hay mejor modo de ganarles la batalla política que defendiendo una propuesta alternativa, como no hay mejor forma defender la libertad de expresión que expresarse libremente. Y mañana, seguir adelante.  

Artículo de Gorka Maneiro publicado en Vozpópuli

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