Ese documento contempla, también, la posibilidad de la amnistía o la conmutación de la pena, si así lo considera su Gobierno.
Aparentemente, se trata de un acuerdo que beneficia al pobre belga que se vea injustamente sentenciado a pena de prisión en países tan poco garantistas (y tan poco democráticos) como Emiratos Árabes Unidos o Irán, y con cárceles que uno prefiere no imaginarse.