Antes de lo ocurrido en Murcia parecería que el actual gobierno tenía en mente alargar al máximo la legislatura, sin embargo y, probablemente, por presión europea, se está viendo empujado a cambiar sus planes y de ahí la patada al tablero de la arena política nacional. Interpreto que Murcia era una primera pieza menor que buscaba tres objetivos como preparación de un adelanto de las elecciones generales. El primero acumular poder territorial, aquél que estuviese al alcance (Murcia, ayuntamiento de Murcia, Comunidad de Madrid, Castilla y León y, probablemente, el ayuntamiento de Madrid). El segundo objetico sería controlar la capacidad de irradiar mensajes incómodos desde Madrid (el territorio con mayor capacidad de comunicación e influencia de nuestro país). Y, tercero, lograr un blanqueamiento “centrista” de la mano de Ciudadanos que lavase la pátina populista de un PSOE que ha pactado con Podemos, ERC o Bildu… Ahora, después del movimiento Ayuso, todo dependerá de lo que ocurra el 4 de mayo en Madrid, aunque la sensación que tengo es que estamos ante una especie de drôle de guerre.