Si los ‘Peaky blinders’ vinieran a la Barcelona de Ada Colau para ampliar sus negocios y dar el salto al continente europeo se encontrarían con las hormas de sus zapatos, porque bandas de malhechores, alimentadas por la política ‘chorizos-friendly’ de Ada Colau, robarían a Tommy Shelby su reloj de alta gama, su gorra con hojas de afeitar, su bien cortado abrigo, sus pistolas, su pitillera, los cigarros, los zapatos, los calzoncillos comprados en Oxford Street, su carnet de veterano del Ejército y sus dientes de oro, en el caso de que los tuviera. Lo que le harían al resto de la banda de Shelby sería aún peor.