En cuanto a los vascos, los de traje chaqueta exigen trenes y todo lo que dé de sí el botín de los fondos europeos. Y los que visten de Decathlon, sección montaña, cosas de pobres. Ambos hace tiempo que ya tienen lo que quieren.
Y unos y otros, ese “aquí aún no está todo dicho” y “no lo den todo por hecho” de ceño fruncido con el que contentar a su parroquia y, en el caso de ERC, no perder su guerrita feudal con ese partido cuyo nombre no consigo recordar y que un día fue Convergència i Unió.
Así que puro teatro, malo, pero teatro.