Los políticos son (o deberían ser) ciudadanos comprometidos que, en un momento determinado, deciden involucrarse en los asuntos públicos, afiliarse a un partido político, militar activamente en él y, llegado el caso, formar parte de sus listas electorales (si finalmente se lo ofrecen) para defender en las instituciones las ideas del partido al que representan. Si logran ser cargos representativos del partido o cargos públicos, deben explicar sus principios, sus ideas o sus propuestas. Y, en caso de que las incumplan, rendir cuentas por ello. Los ciudadanos, a través de las distintas citas electorales, y los periodistas, esenciales para dejar en evidencia o retratar al político que traiciona las ideas que dijo que defendería, a través de su crítica periodística, sus columnas, sus análisis y sus entrevistas. Si el político de turno tiene habilidad bastante o razones de peso que justifiquen su cambio de criterio o la imposibilidad de lograr lo que prometió, podrá dar las explicaciones solicitadas e incluso salir indemne. Si está preparado para ello, lo tendrá más fácil.