Del latino sensus derivan sensatez y sentido. Ni la unidad de la tropa ni la hoja de ruta derivan de con-senso alguno, sino de la confianza depositada en el juicio del capitán. No hace falta un plebiscito diario para navegar todos juntos en un velero llamado libertad, como dice la canción, aunque en el barco haya que cohabitar con filibusteros, contrabandistas y saqueadores. Puede que la tripulación de a bordo presuma de una intachable hoja de servicios, pero no es lo mismo ser grumete que timonel. Donde hay patrón, no manda marinero. Pero en un caos atomizante las cosas son distintas. La gente se aviene a pactos y se tolera entre sí, como tolera la existencia de plagas y piojos. Como afirmaba Alexander Kojève en La noción de autoridad, importantísimo libro de 1942 que ahora publica Página Indómita, la autoridad excluye la negociación y la coacción. Quien posee auctoritas, actúa sobre los demás sin que estos reaccionen contra él, pudiendo hacerlo. De lo contrario, solo hay hacinamiento de voluntades en torno al chantaje. Pacta sunt servanda: una vez renuncias a la concordia, solo quedan el pactismo y sus servidumbres.