Por ello es tan rancio y pasado de moda, tan de otras épocas, el nacionalismo, una ideología con peligrosas derivadas políticas que es concebida sin fundamento alguno como algo innato, derivado de la misma naturaleza de las cosas: uno es catalán, español, alemán, mexicano, turco o lo que sea porque ha nacido en estos territorios y su personalidad, desde el punto de vista nacionalista, está determinada por este origen sin poder sustraerse el resto de la vida a esta decisiva y dominante influencia. Es la tiranía del origen que impide, o al menos limita, el desarrollo de tu libertad. En este aspecto el nacionalismo se puede ser incompatible con la libertad individual, la única existente.