De todo ello, lo que más me importa es lo referente a las políticas y, sobre todo, a la incertidumbre sobre sus resultados. En esto, está claro que se han estado dando palos de ciego, haciendo unas cosas en un sitio y las contrarias en otro, sin que quepa verificar su grado de acierto, sencillamente porque los poderes públicos no han sido capaces de impulsar una evaluación sistemática de su actuación. Y se desenvuelven más bien de manera intuitiva, aunque cabe presumir que el ojo de buen cubero no sirve para nada, sencillamente porque carecemos de experiencia previa en procesos epidémicos de la dimensión del que estamos afrontando.