Los muertos están y estarán con nosotros recordándonos sus valores, como un faro para los marineros. Los asesinos, los indultados, amnistiados, tomando vinos, haciendo bicicleta, monte, estarán entre nosotros, sueltos, sí, en la nueva vida que se les ha regalado. Una vida que sin el arrepentimiento nos recordará inevitablemente la existencia del mal, su mal.