El llamado Procés, no solo ha sido un ataque contra España, sino sobretodo una acometida inédita a las bases de la democracia liberal. En una democracia, las leyes son la expresión de la libertad de los ciudadanos y su defensa frente a aquellos que quieren abolirlas. Romper unilateralmente este pacto fundacional implica abrir la puerta a la barbarie política. Al suprimir el derecho, la sociedad queda en manos del más fuerte. Quizá hoy podemos ser nosotros, pero mañana pueden ser los otros. La Constitución es defensa de todos. En una democracia, cuando se rompen las reglas de juego, se acaba el juego, porque empieza el orden de la imposición. Hay una escena memorable en la película «Un hombre para la eternidad», sobre la vida de Tomás Moro. Indignado por la prudencia de Moro, un colaborador le espeta: ¿Pero tú darías al diablo el beneficio de la ley? Sin dudarlo, Moro contesta afirmativamente, porque «cuando hayas destruido la última ley, y el diablo dé la vuelta y vaya a por ti, ¿dónde te refugiarás?».