Sí, un simple voto suma, y las situaciones pueden cambiar, y mi intención en estas líneas no es tan solo animar a hacer uso de nuestro derecho al voto y a cumplir con nuestra obligación de ciudadanos sino a hacerlo mirando hacia lo más alto que podamos. No nos conformemos, votemos a aquella opción política, a aquel partido, que más se acerque a la idea que tenemos de a lo que debe ser nuestra sociedad. No ejerzamos el derecho de un voto resignado, apuntemos, aunque ningún partido es perfecto y todos nos han regalado frustrantes decepciones, a aquél que nos parezca más fiable, no al que tiene más posibilidades de ganar.