La última ocurrencia del presidente Pere Aragonés y su consejero de educación, Gonzàlez-Cambray, es desplegar dos maestros por cada aula donde se imparta el 25% de las clases en español, uno para hacer el paripé con el niño castellanohablante y el otro para dar las clases en catalán al resto. O sea, siguen incumpliendo la sentencia, pero sin parecerlo. Porque la sentencia del 25% no es individual, sino universal y extensible a todos los grupos clase y a todos los colegios. Curioso, que en una comunidad donde los alumnos con dificultades son ignorados por falta de presupuesto y plantillas, vayan a poner doble profesorado para lograr que la lengua española pase lo más desapercibida posible no sea que contamine a los niños catalanohablantes (esta idea, como verán unas líneas más abajo, no es mía, la dio El Periódico de Cataluña en un editorial infame de 1995 a propósito de la atención individualizada).