… decidieron contribuir a la paz y, en contra de cinco de sus colegas del Constitucional, declararon que Sortu no era continuidad de Batasuna —como sostenía el Tribunal Supremo— y tenía por eso derecho a inscribirse en el Registro de Partidos Políticos como una nueva entidad promovida por una «izquierda abertzale» redimida del terrorismo que rechazaba la violencia, incluso la de ETA. Han pasado casi diez años y Sortu se ha convertido en refugio de etarras excarcelados, cumplidas sus condenas, que, eso sí, jamás repudiaron su pasado criminal por considerarlo meritorio y necesario. Ahora, algunos de estos «gudaris» de pacotilla se van a incorporar a la dirección de Sortu ocupando ocho de las quince plazas disponibles. Si esto no es la continuidad no ya de Batasuna, sino de ETA, que venga dios y lo vea; y de paso que le encargue a Santa Lucía la conservación de la vista de esos seis magistrados, pues el oremus lo perdieron en aquella tesitura.