Sobre la República

Desde el año 78, tras la promulgación de la Constitución, se ha podido realizar una reivindicación pública de la figura de los líderes y luchadores en defensa de la República Española, sin que esta reivindicación y la apertura de fosas comunes para recuperar los restos de represaliados cruelmente por la dictadura franquista, tuviera que significar también volver a abrir trincheras.

El grave problema de las leyes de “Memoria Histórica” y de “Memoria Democrática” no es reivindicar la memoria de los vencidos en la Guerra Civil, descubrir sus fosas y hacerles el homenaje póstumo apropiado, con lo que la mayor parte de españoles estamos de acuerdo, sino hacerlo de una forma beligerante y vengativa, creando de nuevo un enfrentamiento artificial y absurdo y un nuevo campo de batalla en un territorio reconciliado.

Junto con la reivindicación de determinados personajes republicanos, dignos de todo honor, como por ejemplo Azaña y Negrín, por cierto muy bien reflejados por Santos Juliá en su libro “ Transición “, se incluye a menudo la reivindicación de una tercera república. En estos días muchas felicitaciones en la cultura de determinada izquierda se rematan con el lema “ Salud y República”…

Se entiende que una monarquía pueda considerase en la actualidad un anacronismo como institución, y que el titular anterior sea una persona controvertida, porque a pesar de haber prestado servicios extraordinarios a la nación española y ser el primer responsable de la recuperación de la democracia en España, lo que merece un sincero reconocimiento y un profundo agradecimiento, ha tenido a la vez, como se ha conocido últimamente, un incomprensible y decepcionante comportamiento privado, socialmente reprobable y nada ejemplar ni edificante.

Pero, en términos prácticos ¿en qué se diferenciaría, hoy en España, una República, de la Monarquía Constitucional actual?

Porque, en nuestra Constitución, el Jefe del Estado es solo una figura simbólica digna de todo respeto y consideración, porque es la representación institucional de España, como nación integradora, y quien ostenta esa dignidad en la actualidad, es una persona con una formación integral, inteligencia emocional y práctica, ponderación, equilibrio y ejemplaridad, difícilmente mejorable, hoy, por un hipotético presidente de república. Por otra parte, en la operativa institucional, el Jefe del Estado, hoy, no tiene forma de ejercer mínimamente la capacidad arbitral y equilibradora que le otorga la Constitución y que probablemente ayudaría bastante en el contexto político actual.

Además, al Jefe del Estado, hoy llamado Rey aunque realmente lo nuestro es una república coronada, le elije el Parlamento Español y, en su caso, le destituye, por lo que no deja de tener un aval democrático…

Pero en todo caso, ¿Es Monarquía o República el dilema esencial al que se enfrenta “hoy” la sociedad española? ¿ Es una Tercera República la reivindicación esencial que demanda “ahora” la sociedad española?

No parece que sea así, a pesar de las estridencias sobre este asunto de determinados políticos.

No se trata de defender la monarquía como institución permanente, sino de mantener la forma constitucional de gobierno actual, porque en el contexto y circunstancias de “hoy” no parece recomendable ninguna otra.

Hay problemas de todo orden mucho más acuciantes que convendría intentar resolver cuanto antes y que no dependen de la forma de Gobierno, sino de cómo se ejerza éste así como de la forma de ejercer la oposición al mismo, e inclusive del propio equilibrio y formación de la sociedad española.

En fin, afrontemos el nuevo año apaciblemente y con el mismo espíritu de consenso, regeneración y reconciliación que fueron las señas de identidad de la Transición. Será la mejor forma de ir construyendo entre todos el país que necesitamos.

Artículo de Miguel Angel Derqui.

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