Lo cierto es que dudé si escribir o no este artículo, la pregunta que tenía en mi mente era: ¿y si les estamos dando pistas para mejorar sus planes secesionistas? La respuesta es que no porque, como en la fábula del escorpión y la rana, la irracionalidad y la visión excluyente del nacionalismo es mera cuestión de carácter. En la versión catalana del cuento, cuando empezamos a cruzar el río del «prusés», a pesar de la llamada a la convivencia y a parar la locura, lamentablemente, salió su carácter y quienes se ahogaron (y se ahogan) en una espiral de decadencia económica, social, cultural y política, somos el conjunto de ciudadanos catalanes.