Yo, como mis maestros, prefiero atenerme a los hechos. Y los hechos son que, según la Contabilidad Nacional de 2020 que acaba de completar el INE, el PIB por habitante bajó ese año hasta 22.442 euros (a precios de 2010) —un 11,3 por ciento menos que el año anterior—, con lo que hemos retrocedido todo lo avanzado en las dos últimas décadas. El Covid-19 ha empobrecido severamente a los españoles porque, en un año, las rentas salariales familiares se han reducido en un 5,4 por ciento y las del capital en un 24,9. Estamos hablando de casi 61.000 millones de euros —o si se prefiere de 1.288 euros por cada español de a pie—, que es mucho dinero. Y el caso es que el famoso escudo social de Sánchez —el que no iba a dejar a nadie atrás— no llega a cubrir los dos tercios de esa cifra. Eso, endeudando al país hasta las cejas y acumulando un déficit del 10,97 por ciento del PIB que pesará severamente sobre nuestro futuro.