Bendito lugar éste de donde salieron varias generaciones de intrépidos militantes por la paz y la negociación que se deshicieron de complejos para la práctica del asesinato contra niños, mujeres, trabajadores, y cómo no, contra policías y militares, y a donde ya, pasada su guerra, vuelven victoriosos. ¿He dicho victoriosos? Hombre, vean cualquier vídeo de estos actos de recibimiento. No solo no se esconden: se exhiben. Se exhiben para que constatemos que apoyan sin fisuras a todos los/sus militantes, incluidos los más asesinos, porque todos ellos se merecen admiración y veneración por su arriesgada entrega.