Lo malo del izquierdismo es eso: la mecánica. Que si pongo unas vacunas; que si me llegan ahora 9.000 millones de Europa; que si luego me lo gasto sin que se sepa quién recibe esa lluvia jupiterina; y todo resuelto porque los mecánicos me dicen que aumentará el consumo y, con él, una felicidad preludio del optimismo que nos llevará de nuevo a la prosperidad. Lo malo es que 9.000 millones no son nada, que el gobierno se ha gastado muchísimo más, sin tenerlo, en el último año, y que tal vez esa abundancia les haya alegrado la vida a algunos, aunque la inmensa mayoría ni nos hemos enterado. A nadie sorprenderá, por eso, que, como acaba de evidenciar el Banco de España, las familias españolas han aumentado su ahorro y se han desendeudado. Y ahí tienen sus dineros, buena parte de ellos en activos líquidos, prestos para cualquier eventualidad. Mientras tanto, su consumo se resiente porque más vale prevenir que curar, se dicen, pues ni la pandemia se ha terminado, ni el empleo está asegurado, ni el futuro se vislumbra brillante. ¡Es la economía!