Indultos: La condena de Cataluña y España

Culminado el indulto por el gobierno de España a los líderes del golpe de Estado separatista del otoño 2017, cavilemos sobre cuáles pueden ser sus efectos.

1. Mantener al inquilino de La Moncloa en su colchón. ¿Cuánto tiempo? A más noches, más concesiones, y pocas quedan por hacer.

2. Impulsar el desafío separatista en sus diversas versiones pacíficas y violentas, y engrasarlo con tópicos como mesa de diálogo, encaje, pacto fiscal, Estatut y referéndum. Mientras, ellos a lo ‘suyo’: cargos suculentos y subvenciones, corrupción sobrevenida de los fondos europeos, ‘independència’, polarización y odio, empeorando la convivencia en Cataluña.

3. Degradar aún más el Estado de derecho español: por la no vigencia de la ley y de las sentencias; por la quiebra de la separación de poderes –se dictan unos indultos en contra del parecer expreso y contundente del Tribunal Supremo-; por la revisión de los delitos de rebelión, sedición, convocatoria de referéndum y demás, a la carta de los rebeldes.

4. Incrementar el precio final total a pagar por el envite de los separatistas catalanes a la democracia española que la elite, partidos turnantes y establishment han permitido durante décadas.

5. Aumentar la desafección hacia el Estado español de los catalanes, sean constitucionalistas -por su abandono y ninguneo-, sean separatistas -enardecidos con el regalo de otra victoria parcial-, y por extensión incrementar la desafección del resto de los españoles, incrédulos ante este atropello no menor al derecho y al sentido común.

6. Desacreditar el contentamiento: el presidente del gobierno de España no tardará en ser devorado.

7. Incrementar la confrontación y retrasar la concordiaacercando la desintegración de España.

8. Abonar la leyenda negra de España, fuera y dentro del país: realmente, quizá sea verdad que los españoles somos incapaces de vivir civilizadamente.

10. Mantener la decadencia económica de Cataluña: ante este percal político y jurídico, ¿quién vendrá y volverá a Cataluña? ¿Quién optará por esta España desaforada, sin derecho y surrealista?

Indultar a los líderes del golpe de Estado de 2017 ha sido un ‘juego’ win-win (vaya, un feliz apaño) para este gobierno y para los independentistas catalanes, y han sido un ‘juego’ lose-lose (vaya, una trágica realidad) para Cataluña y para España.

¿Está condenada Cataluña a la degradación perpetua? ¿Está condenada la democracia española a fenecer? A estas alturas del procés separatista, cualquiera sabe que no hay milagros, terceras vías, astucias, y demás artes de trileros que sean efectivas, ni por parte de los independentistas ni por parte del gobierno de España.

Obviamente, la única salida al laberinto separatista catalán es el Estado de derecho: la aplicación de la ley, de todas las leyes y sentencias, siempre, y del Código Penal y de la Constitución cuando los recién indultados y sus nutridas huestes lo vuelvan a hacer, cuando den otro golpe de Estado como el que ya se les permitió dar en 2017.

En esta agonía de Cataluña y de España, a lo peor, algún día Europa nos abandonará. Probablemente, el problema español sobrepase las capacidades de entendimiento con las que la Unión se creó y desarrolló. Mantener un Estado (con una perspectiva cierta de ser 17 Estados) voluntariamente fallido y gamberro, y demás contagioso, puede que no sea la vocación de algunos Estados miembros de la Unión Europea.

Por todo ello, el efecto mayor del indulto a los golpistas del 2017 acaso sea un vuelco social, político y electoral que en toda España rehabilite el valor de la democracia y la vigencia del Estado de derecho.

Artículo de Ferrán Brunet publicado en el Economista.

Comparte

Share on twitter
Share on linkedin
Share on facebook