Nos falta saber qué opinión se guarda Irene Montero de su súbito desplazamiento en la línea sucesoria de Podemos en favor de Yolanda Díaz, que ni siquiera es del partido. Si se encontró ya cocinada la sorpresa en el microondas, si lo vio venir como Ayuso con Aguado o si, al fin y al cabo, ella es la única que siempre ha sabido que Podemos no es más que una monarquía patrilineal y aunque eso escandalice a las afiliadas, a ella no le va nada mal así.