La bonita historia del ‘charnego’ relegado

Había una vez un regidor de Esquerra Republicana en la segunda ciudad de Cataluña, Hospitalet de Llobregat. Una persona comprometida con la República Catalana y fue uno de los fundadores de un partido ecologista. Para demostrar su adhesión a la causa de la estelada -es socio de Òmnium Cultural, de la ANC, del sindicato secesionista Intersindical CSC y del Casal Independentista Jaume Compte- este ateneo se define como el espacio de encuentro de «las independentistas revolucionarias» del barrio barcelonés de Sants.

Cuando se presentó como alcaldable en las elecciones municipales de 2015 consiguió, partiendo de cero, dos regidores. Y en el 2019 subió a cinco y se convirtió en la primera fuerza de oposición a los socialistas, que gobiernan ininterrumpidamente la ciudad desde las primeras elecciones democráticas, en 1979. En los siete años que lleva de concejal ha llenado todos los barrios de carteles para convocar a actos a los vecinos, ha creado un boletín municipal que llega con regularidad a los buzones de la mayoría de hospitalenses y ha tenido una presencia constante a pie de calle y se ha reunido con un sinfín de entidades.

Las perspectivas electorales de la formación son buenas, dado que Junts y la CUP tienen muchos números para seguir fuera del consistorio, siendo así el único partido separatista del pleno. Además, ERC tiene una ligera tendencia al alza, con lo que consolidaría su papel en el corazón del cinturón rojo barcelonés, el gran objetivo de Oriol Junqueras. Pero nuestro hombre no va a repetir como candidato, y la cúpula de Esquerra ya le ha buscado un sustituto muy a pesar suyo, dado que él mismo ha dejado claro en el periódico del Ayuntamiento que no ha sido decisión suya, sino de la «dirección del partido». ¿Parece extraño, no?

Pues no lo es. Y es que el sustituido se llama Antoni Garcia -sin acento, para intentar catalanizarse- i Acero. Y su sustituto es Jaume Graells i Veguin. Un Graells por un Garcia. Un paracaidista con pedigrí frente a un charnego que lleva currándose la calle desde hace años. Algo muy de Esquerra eso de recurrir a un no-pata negra que se bata el cobre y haga el trabajo arduo y difícil para luego poner a uno con apellidos molones para recoger los frutos. Que tome nota Gabriel Rufián, que se le está poniendo cara de Garcia, sin acento, por supuesto.

Graells era, hasta hace unas semanas, concejal del PSC, y fue el que denunció el Caso consejo deportivo, un presunto caso de desviación de fondos que parecía que iba a poner en apuros a la alcaldesa, Núria Marín, pero que no ha sido así, y la Fiscalía ya está pidiendo el archivo de la causa. ERC lo ha fichado como «campeón contra la corrupción», pero los sondeos siguen consolidando una cómoda mayoría para los socialistas. Y Graells, que fue el número 6 en las listas socialistas y que lo conocen en su casa a la hora de almorzar, tiene el mismo peso entre el electorado que una lata de sardinas. Mejor dicho, la lata, aunque fuera de marca blanca, despertaría más entusiasmo en la ciudad que el recién escogido alcaldable de Esquerra. Eso sí, sus apellidos son más molones para los separatistas fetén que García i Acero. Amiguitos, ya sabéis, Esquerra no paga a ‘charnegos’. Y a Garcia lo acabarán recolocando, que en la Generalitat hace falta personal dispuesto a dar brillo a las botas de los que tienen, ellos sí, al menos cuatro apellidos catalanes.

Artículo de Sergio Fidalgo publicado en Ok Diario

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