Cinco grupos, de los cuales cuatro de ellos, y ante la imposibilidad de recuperar para la causa a la pareja inventora del trotskismo-peronismo compuesta por Kichi y Teresa Rodríguez, que ya decidieron hace tiempo priorizar sus superiores intereses familiares antes que los siempre sospechosos intereses colectivos de la izquierda andaluza, comenzaron una kafkiana negociación para constituir una candidatura unitaria de los restos del naufragio culminada el viernes por la noche con el bochorno más absoluto de un Podemos que, después de torpedear el acuerdo hasta el cierre del registro electoral con el fin de conseguir una mayor cuota del mismo, llegó tarde a la firma del documento que oficializaba el nacimiento de la coalición.