Ante un panorama internacional de constante vigilancia mutua, en el que la única variable de posible espionaje es, básicamente, no si se quiere, sino si se puede, ¿cómo se puede saber quién es concretamente el que infectó las comunicaciones de nuestro Gobierno? Con la capacidad de discreción de las herramientas de espionaje solo se puede caer en el momento especulativo del cuándo fue infectado y los sucesos que acaecían en ese momento. Difícil situación, porque eso facilitaría crear una pantalla narrativa que desviaría al verdadero atacante, porque aprovecharía esos elementos circunstanciales para camuflarse bajo un profundo entramado de intereses y especulaciones. Es por ello que podemos dedicarnos a hacer la tarea especulativa que queramos, a la verdad difícilmente podremos llegar siquiera a acercarnos.