Pero vayamos un poco más allá porque de esa mezcolanza conceptual Ximo Puig extrae la idea, también conspirativa, de que Madrid practica «un dumping fiscal antipatriótico, una competencia desleal que atrae bases imponibles de otros territorios» con sus rebajas fiscales. Y para remediarlo, en el colmo de su desvarío, propone armonizar la fiscalidad en todas las Comunidades Autónomas estableciendo un impuesto a los ricos, pero sólo para Madrid. Diríase ante tal propuesta, primero, que tal vez el dirigente socialista valenciano tiene sus ojos puestos en las elecciones regionales madrileñas para ver si supera su actual nivel de incompetencia —lo que, dicho sea de paso, resultaría muy meritorio—. Y, segundo, que este hombre no sabe ni lo que es la armonización fiscal ni, menos aún, cuáles son los resultados actuales de nuestro sistema impositivo en términos regionales. Así que, para que el lector no se pierda, conviene que le aclaremos estas cosas al señor Puig.