El fin nunca puede justificar los medios. Sea en tiempos de catástrofe o normales, el gobernante de turno tiene que ceñirse escrupulosamente al marco normativo vigente. Éste no es de ninguna manera un corsé que impida tomar medidas contundentes para atajar situaciones como la generada por el coronavirus. Obliga a que todas las medidas que se tomen, especialmente si son restricciones de derechos esenciales, estén bien fundamentadas, protegiendo el resto de derechos fundamentales y activando los contrapesos necesarios para evitar situaciones de abusos de poder.