La prometida derogación que no ha sido tal, el diezmo asegurado a los sindicatos de clase, los arrumacos de Yolanda Díaz (bucle va, bucle viene) con unos y con otros, sus súplicas a los socios despechados, el entusiasta apoyo de los liberales pagafantas de Ciudadanos a una norma iliberal, el juego de tronos en el Gobierno y en Unidas Podemos a cuenta del éxito o no de la aprobación de la reforma…