«Se habla, también, de un doble referendo, en España y en Cataluña, para pergeñar una autodeterminación de tapadillo que fuera difícil de impugnar jurídicamente», explica. Pero, añade, «no seamos ilusos, sabemos lo que algunos pretenden y lo que otros están dispuestos a dar, que no siempre coincide». «Si tienen ganas de marear la perdiz lo que quede de legislatura, en España y en Cataluña, pueden seguir por ese camino», manifiesta. «No les defraudará lo que vayan encontrando, pero sí que destrozará todavía más los lazos entre esa maltrecha ciudadanía, que, sojuzgada por las instituciones del secesionismo, no está siendo debidamente defendida por aquellas en las que depositó, quizás demasiado confiadamente, el ejercicio de su soberanía al adoptarse la Constitución de 1978», concluye.