Sin embargo, el capítulo de las leyes que se cumplen (o van en cauce de cumplirse) se trunca por los manejos, abusos y contorsiones que llevan, incluso, a no cumplir la ley y generar situaciones de impunidad. Es el caso del escándalo perpetrado por el Gobierno con el indulto a una condenada por sustracción de menores, encumbrada por la ministra de Igualdad como «símbolo de la causa feminista». No sólo es algo inexplicable desde el punto de vista racional, sino que muestra muy bien la coalición de intereses particulares que tienen los ministros extremos, tomando decisiones que benefician a colectivos próximos frente a la racionalidad y el sentido de Estado.