El tercero es el arrinconamiento de los debates de fondo sociales, económicos y territoriales, ya que de lo contrario se producirían disidencias públicas notables que contradirían el mensaje oficial, optando por documentos y mesas con temáticas de interés y relevancia, pero sin una clara guía y estrategia de cómo llevar las ideas a la práctica. Y, por último, el esfuerzo por contentar a todas las partes dentro del mismo partido, especialmente en aquellos puntos por donde puedan manifestarse las disensiones internas.