A lo largo del tiempo en el que se mantuvo activa, ETA asesinó a 230 miembros de la Guardia Civil y a 183 agentes de la Policía Nacional, a 103 militares, a 15 ertzainas y a 30 miembros de la Policía Municipal. ETA asesinó a 58 empresarios, 68 representantes políticos, 9 miembros de la Judicatura, 7 de Instituciones Penitenciarias y 3 periodistas, además de otros muchos ciudadanos anónimos. ETA asesinó a hombres, mujeres y niños, a jóvenes y a ancianos, a parados, a estudiantes, a jubilados y a amas de casa. A profesores universitarios y a periodistas. A jueces y a fiscales. ETA asesinó a más de 850 personas, dejando viudos y viudas, huérfanos, padres y madres sin hijos y familias destrozadas. ETA provocó miles de heridos, centenares de extorsionados y un número incontable de “exiliados”: personas que vivían en Navarra o en el País Vasco y que tuvieron que trasladarse a vivir y a trabajar a otras partes de España.