Pero ¿esta treta viene únicamente de la factoría de ficción del separatismo republicano? No hace falta ser muy listo para ver que, tras esta jugada, también están los estrategas del sanchismo que, bajo la excusa de «normalizar» el «problema catalán», están facilitando el camino a la reconstrucción estratégica de un separatismo que, como ya he dicho, salió derrotado de su desafío del año 2017. Esto responde a la mentalidad cortoplacista de todos los que rodean al presidente del Gobierno, obsesionados por tratar de apuntalar al tambaleante régimen sanchista y, sobre todo, a su líder. ¿Cómo se concreta esta connivencia sanchista-republicana? O, mejor dicho, si nos preguntamos el para qué de todo esto, el resultado de la ecuación se clarifica. Lo propuesto por Aragonés es la escenificación de un horizonte de ruptura entre ERC y el puigdemonismo, de los que tienen prisa y poco o nada que perder y los que han trazado una peligrosa planificación a medio plazo. Pero, dada la actual codependencia entre Sánchez y ERC, nada de todo esto se podría haber hecho sin el conocimiento y aquiescencia de la actual Moncloa.