Sufrir por militar

Según parece, la delegada del gobierno en Madrid debe ser una mujer que sufre mucho por militar en un partido que contradice su modo de vivir. El otro día declaró en un periódico que la izquierda tiene que construir un modelo urbanístico que permita superar el del PP; o sea, lo de montárselo en urbanizaciones privadas, con piscina, pádel y tenis, y desplazarse en coche a todas partes, que es, precisamente, lo que le ocurre a esta señora. Si se viniera a mi barrio vería que tenemos varios parques y también un polideportivo, además de metro y autobuses; y sobre todo, vería que se puede vivir sin padecer y votar a quien uno quiera. Además, es más barato. Lo típico para la clase media que tan poco le gusta a doña Mercedes González.

En el partido socialista militar es un dolor, sobre todo cuando el líder sale por peteneras y monta el pollo sin tener en cuenta los estatutos. Esta misma semana hemos sabido de un poco más de una docena de afiliados que han pedido a la Comisión de Garantías que frene a Sánchez en eso de los indultos a catalanes. Para ellos, la alta política no cuenta. Lo importante son los estatutos y éstos prohíben, al parecer, apoyar el indulto a cargos públicos que han sido condenados por delitos de corrupción. Claro que, en el caso que nos ocupa, la malversación de los caudales presupuestarios no era casi nada por comparación con la sedición. Y parece que acerca de ésta esos estatutos no dicen nada relevante, como corresponde a un partido acostumbrado a tratar con amotinados para no faltar al diálogo. Así que me temo que esos militantes se van a quedar a dos velas, meditando sobre lo que ya han dicho públicamente: «los que defendemos la integridad territorial de España desde nuestra visión de izquierda nos sentimos totalmente ignorados».

Esto es lo que hay. A lo mejor es que esa delegada y esos militantes se han equivocado de partido. O también es posible que engancharse a la izquierda conlleva afligirse por una revolución que nunca llegará.

Artículo de Mikel Buesa publicado en La Razón

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