Pero del mismo modo que Espartaco y los otros líderes de las revueltas de esclavos contra Roma no aspiraban a hacer desparecer la esclavitud, sino a ser libres, el anhelo podemita, como se ha visto, no era acabar con la casta, sino formar parte de ella.
De la gauche divine a la izquierda caviar, la aparente contradicción de erigirse en representante de los desfavorecidos y vivir de ellos hace tiempo que se solventó dejando de mencionarla y permitiendo que la izquierda, en cualquiera de sus formas, siguiese monopolizando el discurso de la lucha y el compromiso social como si, hiciese lo que hiciese, prevaleciese algo así como un derecho de sangre que borraba sus pecados y excluía de esa lucha al resto. Y superada esta discordancia (hipocresía, caradura o cómo quieran llamarla) nace una nueva casta: la de los que están por encima de la ley.