Así que en este conflicto intrapartidario se decide el liderazgo del PP y el futuro del mismo. Y su capacidad de salir del laberinto en el que se encuentra y de proponer un proyecto político alternativo al de Sánchez y Podemos. Los que se alegran de la crisis del PP pueden arrepentirse en unos meses. Y, del mismo modo, quienes se muestran ilusionados porque, ahora sí, tendrán el PP que quieren, pueden decepcionarse más pronto que tarde cuando, quizás, comprueben que nada ha cambiado porque nada es ni para siempre ni, sobre todo, para tanto.