Tan generosas que según las encuestas un importante porcentaje de sus ciudadanos estaría dispuesto elegir como presidenta autonómica a una candidata que ni ha nacido allí, ni ha vivido nunca entre ellos (aparte del ejercicio de simulación de haberse presentado al Congreso como paracaidista por una de sus provincias), ni al parecer conoce su cultura más allá de los tópicos habituales, algo a lo que por cierto jamás se hubiera atrevido ningún partido ni en Euskadi, ni en Cataluña, ni en Baleares, ni en Galicia ni en… bueno, para qué seguir.