Porque miren ustedes, por muchos cambios que se realicen, por mucho que se invierta en ablandar la voluntad de los votantes y por mucho esfuerzo que le pongan los nuevos equipos de Moncloa y Ferraz, la peor noticia para Sánchez es que tras traicionar a quienes le encumbraron y colocar a algunos de entre los más dóciles sus antiguos rivales internos al frente del partido y del gobierno, cada vez estamos más cerca de que la mayoría de votantes socialistas reparen en que, a lo mejor, el problema fundamental no es ni Lastra, ni Ábalos, ni Calvo, ni Elorza, ni Redondo, ni Salazar, ni Sicilia ni por su puesto ese tal Gómez al que nadie conoce, sino Pedro Sánchez. Solo Pedro Sánchez.