La pugna entre dos modelos educativos en España es un espejismo inducido por nuestra casta política para ocultar un pacto educativo encubierto. Bajo el eslogan por una educación pública de calidad, gratuita y para todos-as-es se esconde una calculada proletarización de los sectores más desfavorecidos de nuestra sociedad, cuyas posibilidades de medro social quedan lesionadas por un sistema público de enseñanza donde los criterios de formación, los contenidos académicos, los saberes universales e incluso la privacidad han sido sustituidos por los criterios de titulación, la intendencia axiológica de facebook, la subcultura de aldea y la farándula de la educación emocional.