Los más veteranos somos más cautelosos. Por dos razones. La primera, porque en lo que atañe al relato internacional los golpistas ganan por goleada. Son muchos años y muchos dineros dedicados a engrasar las voluntades de los más singulares comités de la ONU, por no hablar de periodistas de respetables medios internacionales como el inefable Raphael Minder, aunque creo que, en su caso, la ignorancia es involuntaria, un subproducto de la estulticia. La segunda razón es que tales informaciones pasan desapercibidas en nuestro degradado ecosistema político o informativo. Aquí lo que importa, y abre tertulias y editoriales durante varios días, son las berreas en un colegio mayor.