Ahora bien, además de éticamente inaceptables, desde un punto de vista jurídico no se pueden ni deben considerar amparadas por la libertad de expresión. A los convocantes, participantes y defensores de estos recibimientos-homenajes a asesinos que apelan a la libertad de expresión hay que recordarles que esta no ampara aquellas conductas que son manifiestamente vulneradoras de los derechos fundamentales de las víctimas al honor y a la integridad moral. La libertad de expresión -según reiterada doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos- garantiza la libre difusión de mensajes que disgusten, ofendan, perturben o molesten de cualquier modo a otros. Ese es su sentido y finalidad. Pero, en cuanto no se trata de un derecho absoluto, tiene unos límites: no permite atentar contra el núcleo de la dignidad humana, contra su honor y contra la integridad moral de las personas; en este caso, las víctimas y sus familias.