Ninguna comunidad autónoma (de hecho, casi ninguna provincia) sin su universidad, como ningún municipio sin su auditorio multiusos, su polideportivo o su piscina municipal ¿Resultado? Minúsculas facultades sin más relevancia que la de permitir a los de la comunidad no tener que desplazarse a otra para poder estudiar. O, en su caso, que el estudiante cuya media no llega a la nota de corte de la carrera y la facultad que desea pueda conformarse con otra menos vistosa. Porque, al fin y al cabo, de lo que se trata es de obtener un título.