“Los intereses de España, como nación, nunca han sido suficientemente defendidos por ningún Gobierno”

Marita Rodríguez (Ceuta, 1949) ha sido presidente de la Asociación de la Tolerancia y milita en varias entidades de la Resistencia al separatismo catalán. Es una activista de primer orden que lleva décadas en primera línea denunciando los abusos del nacionalismo catalán y vasco, dado que otra de sus preocupaciones es la violencia terrorista.

¿Hay adoctrinamiento escolar en las escuelas públicas catalanas?

No hay más que observar la abundante exhibición de simbología separatista en fachadas de centros escolares para hacerse una idea. Si uno quiere profundizar algo más, puede visitar algunos y fijarse en los tablones de anuncios o de trabajos escolares, o hacer un recorrido por sus propias Webs, u ojear libros de Sociales, Historia o de lecturas recomendadas. Hay abundante documentación en YouTube o en archivos de prensa. Por supuesto que la visualización de la manipulación y el adoctrinamiento, desde edades muy tempranas, se hizo más evidente a partir del golpe de Estado de 2017, pero ya existía desde hacía décadas. De hecho, empezó de forma escalonada en los primeros años ochenta. Cuando el nacionalismo consiguió tener la primaria bajo control absoluto a través de una “limpieza” lingüística e ideológica entre el profesorado, sin precedente en democracia, pasó a la secundaria obligatoria, después al bachillerato… La universitaria tampoco escapa; ya llevan años metiendo su ideología excluyente.

Al principio, la manipulación de niños de preescolar y primaria era más sutil. En aquellos primeros años, me llamó la atención, por ejemplo, el distinto tratamiento que recibían las dos lenguas oficiales, ya desde la portada de los libros de una sobrina mía escolarizada en Rubí (donde la población hispanohablante era abrumadoramente mayoritaria): Català, la nostra llengua, frente al escueto: Lengua castellana. Ahora, aunque niegan el adoctrinamiento, no lo esconden.

Hay tres libros espléndidos sobre este tema que me permito recomendar: La España raptadaLa formación del espíritu nacional, de Pedro Antonio Heras; Educar en la mentiraAdoctrinamiento y manipulación en las aulas de Cataluña y el País Vasco, del mismo autor; y otro de reciente publicación que le debe sonar, El adoctrinamiento escolar en Cataluña, de Sergio Fidalgo y Antonio Jimeno.

¿Qué sentido tiene poner en centenares de escuelas catalanas, en la fachada principal, la pancarta de Som Escola con el lema ‘Per un país de tots, l’escola en català’?

Para mí, esa es la primera señal de adoctrinamiento: la exclusión del español de las aulas. Ese lema no hace más que incidir en el mensaje machacón del nacionalismo de que hay una lengua propia que cohesiona al conjunto, consustancial con la tierra –no con el ciudadano–, y otra impropia, que no es lengua de cultura, ni siquiera de esparcimiento, puesto que intentan que desaparezca hasta del recreo. Vaya, que la mayoría tiene una lengua equivocada que es, además, la del Estado opresor. Es toda una declaración de intenciones: ¡la inmersión no se toca! O sea, a los hispanohablantes les tenemos que cambiar su lengua por su bien. No importa el deseo de la población, ni la realidad social, ni la ley. Exhiben su peculiar Dret a decidir con todo descaro.

¿Qué destacaría de la actual labor de la Asociación por la Tolerancia?

Aunque actualmente, y por fortuna, hay muchas asociaciones nuevas que son muy activas y exitosas en distintos ámbitos y frentes de acción contra el nacionalismo, la AT sigue teniendo un papel importante, desde su apartidismo político, en cuanto a la conservación (y ampliación moderada) de la trama de colaboración y complicidades con personalidades de distintas sensibilidades del mundo de la cultura, del pensamiento y del activismo; lo mismo que con otras asociaciones de la Resistencia de Cataluña y del resto de España.

Aparte de distintas actividades puntuales o campañas de denuncia de episodios que tienen que ver con el blanqueo del terrorismo etarra o del golpismo, o de los excesos nacionalistas, de las que damos cuenta puntual en nuestra Web, www.tolerancia.org –auténtica joya de casi todo lo hecho y publicado por la asociación– mantenemos una serie de actos estrella que creo muy útiles.

La concesión anual del premio Tolerancia, por parte de un jurado mixto compuesto por figuras de relevancia y miembros de la asociación, a una personalidad (o colectivo) destacada cuyo quehacer concuerda con los objetivos que la entidad se propone, nos da prestigio y nos hace algo más visibles. Sobre todo, nos llena de orgullo que personas (o colectivos) que tanto admiramos, acepten nuestro humildísimo galardón y abracen nuestra causa.

La celebración del Día internacional de la Lengua materna, con jornadas de lo más variadas, la vemos imprescindible mientras haya en España Comunidades Autónomas, como la catalana, que sustraigan el derecho a ser educado en lengua materna cuando ésta es precisamente la lengua común y oficial de todo el país. Esto es una anomalía y un atropello sobre los que hay que mantener el foco con toda intensidad por la enorme trascendencia que tiene en si la discriminación programada de todo un colectivo, y por la clara intención de imponer la lengua regional con el fin político antidemocrático de construir una nación homogénea que brinde al fin un factor diferencial, largamente buscado por el nacionalismo, que les allane el camino de la secesión.

Nuestro Ciclo de cine para la tolerancia que montamos cada año en Barcelona y en Pamplona en torno al día internacional de la Tolerancia (16 de noviembre) constituyen una herramienta pedagógica y de debate de altura para no perder el norte. Aunque los temas son variados, ponemos el acento en la denuncia del blanqueo del terrorismo etarra, convencidos de que solo el conocimiento de la verdad y la preservación de la memoria pueden vacunar a las sociedades para impedir que se vuelvan a vivir episodios como los que han ensangrentado las calles de nuestro país durante tantos años y han deteriorado la calidad de nuestra democracia. Volviendo a la época actual, recordemos que se sigue homenajeando públicamente a los excarcelados de ETA, se intenta pegar carpetazo a 379 crímenes de ETA no resueltos, y se boicotean los actos de partidos constitucionalistas en muchos lugares de la CAV y de Navarra.

La más reciente de nuestras actividades especiales es un concurso literario, “España solidaria“, dirigido a alumnos de 3º y 4º de ESO de centros educativos catalanes, con el objetivo de fomentar la escritura y el uso culto de la lengua española (o castellana) y contribuir a mejorar el conocimiento y la comprensión entre las gentes de España.

¿Cómo ve los intentos del movimiento cívico catalán de coordinarse mediante plataformas?

Los miro con muy buenos ojos. Creo necesario sumar esfuerzos para conseguir masa crítica influyente en el campo constitucionalista. Desde luego no siempre es fácil; hasta para coordinarse hace falta tiempo –bien escaso especialmente para los no subvencionados y, por ello libres, ¡también hay que decirlo!, de ataduras partidistas. Es poco conocida la colaboración que siempre ha existido entre asociaciones, aunque a veces también ha habido roces por liderar alguna actividad. Hace falta una cierta generosidad para rentabilizar esfuerzos y, sobre todo, no desconfiar de los que se dedican de forma totalmente altruista a poner freno a la lacra nacionalista aunque tengan estrategias o sensibilidades distintas. No se trata de fundir todas las asociaciones en una, ni de ir todos a una en todo; eso no sería posible. La especialización en áreas de activismo también tiene sus ventajas.

¿Por qué hay una sensación de que el voto constitucionalista se está desmovilizando

Hombre, es algo más que una sensación; yo diría que es un hecho, aunque espero que sea pasajero. Creo que a los constitucionalistas nos han convertido en ciudadanos de segunda la dejadez de un Estado en el que hemos confiado en vano la defensa de nuestros derechos. Pero hasta ahora, no nos habíamos sentido tan traicionados por un Gobierno Central que ha buscado como socios a comunistas irredentos, y como apoyos a los enemigos de España: a los golpistas y a los herederos del terrorismo etarra.

Los intereses de España, como nación, nunca han sido suficientemente defendidos por ningún Gobierno. Por puro partidismo, demasiadas veces han hecho mal uso por acción u omisión de los recursos que la CE les otorgan. En una pulsión irresponsable y disolvente del marco común del Estado de derecho, todos han ido cediendo al chantaje nacionalista, utilizándonos como moneda de cambio, cuando han estado en mayoría relativa –tampoco han querido molestarlos cuando las mayorías han sido absolutas. Tantas dádivas a las elites políticas y económicas que controlan las Instituciones de esta Comunidad –lo mismo que ha ocurrido con la CAV–, lejos de contentarlas, las han hecho cada vez más insolidarias. Las competencias y recursos transferidos se utilizan para ir contra el Estado que representan, subvirtiendo los valores constitucionales y predicando algo tan peregrino como que la democracia está por encima de las leyes. En esta larga deriva hacia el totalitarismo, ha habido muchos colaboradores, pero el grado de legitimidad otorgado a los delincuentes (juzgados y condenados con todas las garantías procesales) por parte de este Gobierno, no tiene parangón. Los indultos a los sediciosos y malversadores de fondos públicos han supuesto una auténtica condena a los constitucionalistas, así como una cierta desafección hacia esa España que pasa de nosotros.

¿Quién cree que ganará la batalla por la hegemonía del bando separatista en Cataluña, ERC o JxCAT?

La verdad es que no lo sé. No estoy en la cabeza de gente tan fanatizada pero, a corto plazo, creo que ERC seguirá con cierta ventaja.

¿Qué hay que hacer con TV3?

De momento, cerrarla. Una máquina de propaganda de odio y de sectarismo grosero puesta al servicio del separatismo no se puede reconducir.

¿Han usado los partidos secesionistas la crisis del coronavirus para ahondar en sus objetivos políticos?

El separatismo no necesita grandes crisis como la ocasionada por esta pandemia para culpar de todo lo negativo a España. Por supuesto que la gestión del gobierno de Sánchez ha sido mala, pero la Generalitat no puede eludir su propia responsabilidad de haber colocado Cataluña en el top ten de los contagios en demasiadas ocasiones. Ningún partido secesionista criticó la negativa de la Generalitat de vacunar a los miembros de la PN y de la GC cuando debía. Tuvo que hacerlo de inmediato a requerimiento del TSJC. Puigdemont se lamentó de que se les vacunara “antes que a las personas indefensas a las que golpearon de forma salvaje el 1-O“. Ahí queda el nivel moral y ético del separatismo.

¿Cuál es la mejor hoja de ruta para vencer al secesionismo?

Llegados al punto en que nos encontramos de fractura de la sociedad catalana, de deslealtad institucional, de promesas constantes de que volverán a dar el golpe definitivo, del estado de insurrección de grupos violentos animados por los más altos representantes políticos que incendian las calles, del papel que juegan las pseudo embajadas y aparatos de propaganda separatista como Diplocat en la destrucción de la imagen pública de España, no veo otro camino que la aplicación del 155 sine die. Eso sí, habrá que aprovecharlo para hacer pedagogía, a nivel muy básico, del significado de democracia y de Estado de derecho. Hay que desmontar la mentira y la manipulación con hechos. Hay que librar la batalla de la razón versus los dogmas. Hay que hacerles ver que las leyes y sentencias se tienen que cumplir, que hay que mantener la neutralidad de los espacios públicos, que la cohesión social no se alcanza con imposiciones lingüísticas, que no se puede perseguir al discrepante, etc.

¿Cómo conseguir la mayoría necesaria para hacerlo? Muy fácil: un acuerdo de mínimos entre los tres partidos mayoritarios de implantación nacional. No vale ponerse exquisitos etiquetando o excluyendo a éste o aquel. Después del acuerdo imposible al que ha llegado Sánchez, a expensas de empeñar su palabra y hacerlo a costa de su sueño y del de la mayoría de españoles, el que propongo está chupado.

¿Por qué el separatismo catalán ha puesto al Rey Felipe VI en su punto de mira?

Creo que es por su fuerza simbólica como máximo representante y garante de la unidad de España que el separatismo quiere romper. Está, por supuesto su valía personal, a la que es difícil encontrar tacha, y su célebre discurso del 3 de octubre de 2017, impecablemente democrático, defendiendo la Constitución, el Estatuto de Autonomía y el respeto a la ley. Recuerdo que, después de escucharlo, recuperé el ánimo, sentí que la más alta Institución del Estado se ponía de mi parte y pensé que los que habían intentado romper ese marco de convivencia y libertad habían perdido.

Entrevista publicada en ElCatalán.es.

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