Su mujer le insistió, en un catalán con acento cerrado, de la Cataluña más puigdemontista, que espabilara, que iban a llegar tarde a la manifestación. Y “Manolo” aceleró el paso, cargado con todo el arsenal propagandístico separatista que su lumbago le permitía, para pillar un buen sitio y ser de los primeros en abuchear a la Policía Nacional a su paso por delante de la Jefatura de Vía Layetana. Si el procés sigue perdurando en el tiempo, y no se ha agotado a pesar de los evidentes fracasos de los políticos independentistas es, entre otras causas, porque hay un buen número de “Manolos” que ejercen de compañeros de viaje de los secesionistas. Personas que se han autoconvencido de que “España” les “roba”, a pesar de que no han hablado catalán en su vida, y les encanta ir de veraneo al pueblo castellano o andaluz que les vio nacer.